El vino del alquimista by Pepe Müller

autor:Pepe Müller [Müller, Pepe]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2024-03-01T00:00:00+00:00

* * *

Al llegar al hotel, viendo que Sofía no se encontraba allí, se resguardó en su habitación. Un fuerte viento y las oscuras nubes que se iban aproximando amenazaban tormenta, por lo que hoy prescindiría de salir a pasear por los bucólicos paisajes alpinos.

Dedicó la tarde a ordenar sus anotaciones mientras escuchaba en la radio de la habitación la Sinfonía pastoral de Beethoven. Como en una maravillosa sincronía, los primeros rayos y relámpagos coincidieron con el inicio del agitado cuarto movimiento, en el que el maestro de Bonn tan bien describe una tempestad de verano. Mientras gozaba de aquella excelsa partitura, Sofía llamó con los nudillos para entrar. Llevaba un grueso jersey verde de cuello alto que le daba un toque sofisticado.

—Ya me he dado cuenta de que te gusta la música clásica. Comparto tu afición e incluso toco un poco el piano.

—Disfruto horrores escuchándola, es cierto. Y escojo siempre las piezas en función de mi estado de ánimo. Tengo la teoría de que la música está relacionada con el vino o con un buen perfume. Una nota sola no basta, sino que se precisa de un conjunto armónico y equilibrado para componer y crear una obra maestra.

Sonriendo ante la elaborada comparación que acababa de hacer Víctor, le propuso ir a cenar juntos.

Con el fuerte chaparrón que estaba cayendo, decidieron quedarse en el mismo hotel. El restaurante era muy sencillo, pero a ella ya le había sorprendido un aguacero a media tarde y no deseaba repetir la experiencia.

Pidieron una fondue de queso, muy indicada para entrar en calor y conversar durante la cena. Víctor consultó la escueta carta de vinos y escogió una referencia de la Saboya que nunca había probado.

—Hoy el día ha sido bastante más productivo que ayer.

—Te lo veo en la cara, ¿has podido confirmar que Theophrastus era efectivamente fray Ambrós?

—Tu comentario sobre Paracelso me dio la pista acertada, Sofía —respondió, con una sonrisa de oreja a oreja—. Hacemos un gran equipo, brindemos por ello.

Chocaron sus respectivas copas antes de seguir la conversación.

—He encontrado un par de referencias muy interesantes sobre su estancia en la Grande Chartreuse.

—Cuéntame, estoy intrigada —lo animó ella mientras sumergía un trozo de pan en la masa de queso fundido.

—Según recoge el dietario que he podido consultar, se lo relacionó con prácticas esotéricas o poco ortodoxas y por ese motivo fue expulsado de la cartuja.

—¿Qué tipo de prácticas?

—Parece ser que elaboró extrañas pociones y las probó con animales. Su celda estaba llena de pequeños pájaros y ratones muertos.

—Esto confirma su interés por la alquimia, al igual que la elección de su seudónimo.

—Así es.

Ahora fue Víctor quien sacó un pedazo de pan del caldero y cortó con su cuchillo los viscosos hilos de queso fundido antes de llevárselo a la boca.

—También he averiguado que conoció a un derviche sufí que visitó la cartuja durante un tiempo. Parece ser que entablaron amistad y sospecho que pudo transmitirle algún conocimiento crucial para la fórmula con la que elaboró su milagroso vino.

—Interesante… ¿Se menciona su nombre?

—Pues sí, aunque no me ha parecido que fuera relevante.

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